Vecinos del Alto de María se quejan de la proliferación de desechos sin control
16.09.12 - 00:48 - JORGE G. BADÍA | ABANILLA
Electrodomésticos, muebles, retretes, plásticos, restos de obra y hasta algún que otro lagarto de dimensiones considerables campando a sus anchas. Es la imagen a la que se enfrentan desde hace un año los residentes de la pedanía abanillera de Barinas que atraviesan el Alto de María. El paraje, donde se cruzan dos vías pecuarias, se ha convertido en un vertedero incontrolado, cuya basura invade estas vías -procedentes de las sierras de Barinas y El Cantón- dificultando el paso de los vecinos, además de poner en riesgo especies de flora y fauna protegidas de este paraje como el búho real, el gato montés y el tomillo cantueso, entre otros.
El vertedero fue denunciado el pasado verano por Ecologistas en Acción, posteriormente por los Independientes Unidos por el Municipio de Abanilla (IUMA), y finalmente -el pasado 5 de junio- por vecinos de Barinas y propietarios de fincas próximas al Alto de María, que ven con preocupación cómo la basura acumulada durante doce meses empieza a desbordarles. Tanto, que vecinas como Josefa Riquelme no han podido «pasar a labrar la tierra porque la basura ha cortado el paso de tres caminos que dan acceso a mi parcela en Cañada de Rocamora». Josefa asegura que «de seguir así no podremos ni recoger la almendra». Cerca del vertedero del Alto de María hay tierras de labor con almendros y olivos que se están viendo afectadas.
«Por no hablar del perjuicio al paisaje», lamenta otro afectado, Pedro Valero, quien asegura que «por aquí vienen coches con matrícula de Alicante porque ven que pueden tirar restos de obra sin problemas». Por su parte, Miguel Riquelme critica que «el servicio de limpieza no llega a las pedanías porque están olvidadas». Por estos motivos, los afectados presentaron este verano un escrito y firmas ante el Ayuntamiento y la Consejería de Presidencia. El escrito era breve y conciso: «El camino que a su vez es vía pecuaria lo han convertido en vertedero, impidiendo el paso a la vecindad.
Solicitamos que retiren los vertidos y que no haya contaminación ninguna en el lugar».
Lo más irónico de esta situación es que el responsable de retirar los vertidos del Alto de María es Colsur, empresa propiedad de Ángel Fenoll, cuya mercantil, Proambiente, está inmersa en un proceso judicial en el Juzgado de Instrucción número 4 de Cieza, precisamente, por delitos contra el medio ambiente. Colsur es la adjudicataria del servicio de limpieza viaria de Abanilla desde 1997, cuando rubricó un contrato con el Consistorio por el que la firma de Fenoll se comprometía a «la limpieza de los vertederos incontrolados existentes en Abanilla».
Así lo recoge la cláusula sexta del contrato, al que ha tenido acceso 'La Verdad', pero que según recuerda Ecologistas en Acción «no se cumple porque hay más vertederos incontrolados al margen del Alto de María: otro en Macisvenda, otro de fitosanitarios en el Ajauque de Rambla Salada y media docena de escombreras por todo el término municipal, que ponen en riesgo la salud de los vecinos y amenazan parajes protegidos y vías pecuarias».
Sube la asignación a Colsur
Todo ello a pesar de que la asignación municipal a la empresa sigue subiendo. Colsur tiene adjudicado el servicio de limpieza viaria del municipio por veinte años. Comenzó ingresando 113.135 euros (18 millones de las antiguas pesetas), pero la prestación del servicio se ha encarecido en los últimos años en 76.865 euros hasta sumar los 190.000 euros que recoge la partida económica asignada en el presupuesto de 2012.
La edil del IUMA María Dolores Saurín reclama que «Colsur cumpla su parte contractual y elimine los vertederos incontrolados de Abanilla y que el Ayuntamiento asuma sus competencias de control y vigilancia para que la empresa acate las cláusulas del contrato». Tanto IUMA como los ecologistas recuerdan al Consistorio que las vías pecuarias son suelo no urbanizable de protección especial.
La independiente zanja que «es doloroso denunciar esto y dar siempre esta imagen de Abanilla, pero de seguir así, hasta las golondrinas desviarán su rumbo para no pasar por aquí».
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